Por Fernando Rivero* @friveroosuna
Introducción: el Neoliberalismo como proyecto civilizatorio.
La concepción neoliberal como proyecto civilizatorio condiciona la actual doctrina militar de Estados Unidos. El neoliberalismo es un paradigma teórico que contiene un planteamiento económico, antropológico, social y político. La globalización neoliberal es la expresión más acabada de un modelo de convivencia que en los anales históricos se remonta al siglo XV teniendo como hito la invasión europea a América. En consecuencia, la modernidad occidental es una construcción socio-cultural que impregna no sólo al capitalismo en sus orígenes sino también a ese modo de producción en la era actual.
La modernidad como manera de entender la vida se proyecta hasta el presente para sintetizar en lo real-social una concepción multidimensional que contiene un enfoque político, social, económico y antropológico. Se trata de una manera de entender la vida, una subjetividad moldeada de conformidad con los imperativos del capital y un pensamiento único que se presenta como un sentido común incuestionable.
El capitalismo neoliberal, luego de su internacionalización a escala mundial como consecuencia de la nueva geopolítica surgida de la desintegración de la Unión Soviética, tuvo su principal defensor y beneficiario al imperialismo estadounidense. En efecto, Estados Unidos resultó la potencia vencedora de la Guerra Fría, lo cual le permitió forjar un mundo unipolar de conformidad con un sentido de la existencia humana.
Sin embargo, la realidad geopolítica no alteró las vinculaciones estrechas entre la política exterior estadounidense y su planeación militar marcada por el realismo en las relaciones internacionales. Por el contrario, en la era de la globalización neoliberal el poderío militar se utilizó deliberadamente en función de afianzar su supremacía.
Cabe acotar, que el neoliberalismo contiene un sólido sustrato de la filosofía política occidental que le permite forjar su concepción del ser humano, la sociedad, el Estado y la política. En este sentido, este sedimento conceptual remite a pensadores como Hobbes y Maquiavelo. Por ende, la globalización neoliberal comprende un sedimento teórico-conceptual que va más allá de lo económico para forjar un sentido de la existencia humana donde la acumulación de ganancias marca su racionalidad.
Filosofía Política, Neoliberalismo y Doctrina Militar de EE.UU.
El estudio de la doctrina militar estadounidense en la era de la globalización neoliberal revela que los cimientos filosóficos mencionados también forman una constante en el pensamiento militar estadounidense. En este orden de ideas, la Teoría Realista de las relaciones internacionales de Hans Morgenthau es un referente teórico constante en los documentos oficiales que inspiran la doctrina militar estadounidense. Se hace imprescindible destacar que Morgenthau estructura su modelo teórico-político tomando como piedra angular la concepción antropológica y política de Hobbes así como las tesis de Maquiavelo sobre la guerra y su intima relación con la política.
Igualmente, se puede aseverar que la doctrina militar de los Estados Unidos es una articulación compleja que, en el contexto socio-histórico de la globalización neoliberal, concibe la guerra desde la filosofía política centrada en la reflexión sobre el control social acuñada por Michel Foucault. La sociedad disciplinaria, forjadora de un orden erigido bajo la sujeción del ser humano, se erige desde un entramado de instituciones, prácticas, saberes, técnicas y tecnologías de poder. La convivencia humana discurre en un mundo de representaciones aleccionadoras, en un museo del orden y bajo un control férreo del cuerpo como espacio de lo político donde su docilidad-utilidad es funcional a la defensa de la sociedad. Tales reflexiones son de medular importancia para comprender la filosofía de la guerra subyacente a la doctrina militar estadounidense.
Por lo antes expuesto, desde la imposición del capitalismo neoliberal a escala mundial, la Doctrina Militar de los Estados Unidos ha evolucionado desde lo estrictamente técnico-militar para centrar su foco de atención en la población. El control social de la población requiere la irregularización de la guerra y su tercerización a los fines de utilizar la violencia de forma sistemática para modificar percepciones, utilizar los impulsos vitales del ser humano en función de su proyecto civilizatorio (biopolítica-biopoder) y en consecuencia, obtener variaciones del comportamiento político-militar de la población.
Se pretende el control de la población mediante la conquista de “Mentes y Corazones” de los seres humanos. Las operaciones psicológicas juegan un papel preponderante en este sentido. La batalla semiótica es transversal a su esfuerzo de guerra. Arrebatar símbolos, resignificar conceptos, destruir la filiación político-emocional del pueblo con los dirigentes de la Guerra de Resistencia, elaborar narrativas próximas a los intereses de Occidente, sugestionar mediante la explotación del miedo, sembrar la incertidumbre, corroer la esperanza y reposicionar ideas, son tesis claves para los actuales pensadores militares estadounidenses.
En consecuencia, la Doctrina Militar estadounidense es el cuerpo de ideas, forjado en última instancia en una articulación filosófica, sobre el uso de la fuerza militar para imponer el proyecto civilizatorio neoliberal. Por lo tanto, la utilización de la violencia se erige como un tema central en el entramado de la filosofía política que impera en las instituciones militares estadounidenses. Por consiguiente, la doctrina militar estadounidense es un denso pensamiento forjado desde la filosofía en general y la filosofía de la guerra en particular. La doctrina militar estadounidense es consustancial al modelo civilizatorio existente.
Capitalismo, Guerra de Resistencia y la Filosofía Política Marxista
Se debe señalar que la principal falencia del planteamiento esbozado es que precisamente el capitalismo engendra inevitablemente la deshumanización, que lo conduce a su desaparición en el marco de la conflictividad socio-política que le es inherente. En otras palabras, la doctrina militar estadounidense obvia que en la era de la globalización neoliberal las guerras, como extensión de la política, se derivan de los problemas, injusticias, desigualdades, agresiones internacionales o políticas neo-coloniales de estirpe eurocéntrica consustanciales al referido orden.
Por lo tanto, es sumamente difícil sino imposible controlar indefinidamente a la población sin erradicar la causa última de la guerra: el capitalismo. Razón por la cual la guerra entendida, a juicio de Mao Tsetung, como parte del todo social, requiere para su superación de la transformación de la sociedad en su conjunto, cuestión que no está planteada en la Doctrina Militar de Estados Unidos.
Desde la perspectiva del materialismo histórico, la Guerra de Resistencia concebida en los términos esbozados por Mao Tsetung, es la articulación de una amplio entramado teórico-conceptual que desborda los límites del ámbito militar. La filosofía política que subyace a su concepción militar reposiciona la guerra en la complejidad de lo real-social.
Esto supone una comprensión de la guerra como parte del todo social, a manera de una actividad que sintetiza en un espacio-tiempo una múltiplicidad de variables que le asignan particularidades en cada momento socio-histórico. Por consiguiente, como parte de la trama histórico-social de una época, en criterio del pensador chino, la guerra está marcada por la conflictividad político-social entre clases sociales, Estados, naciones o grupos con intereses antagónicos concretos.
En el enfoque del pensador chino la guerra, entendida desde una perspectiva general, es una actividad humana orientada a doblegar la voluntad del adversario mediante la violencia, una forma superior de dirimir las contradicciones políticas. Esto guarda relación con dos ideas centrales del estratega chino. En primer lugar, que toda guerra tiene por principio conservar las fuerzas propias y destruir la capacidad militar de las fuerzas enemigas. En segundo lugar, siguiendo a Clausewitz esgrime que toda guerra es una prolongación de la política.
Mao Tse-Tung en su enfoque integral de la Guerra de Resistencia ya apreciaba a la población como el eje central del que depende el resultado de la confrontación armada. En efecto, al valorar la unidad pueblo-ejército como base de la victoria, al considerar que el afluente de apoyo para la Guerra de Resistencia reside en la población, al abocarse a las actividades militares como un profeta armado que persigue la transformación de lo real-social y al articular demandas sociales encarnándolas en su propuesta política, se convierte en el arquitecto de un enfoque de la guerra capaz de resistir ante la superioridad militar del enemigo.
Mao Tse-Tung en su filosofía de la guerra apunta que ninguna fortaleza o debilidad es absoluta en la guerra. La condiciones de la guerra cambian con el accionar humano aunque esto lleva su tiempo. Precisamente la Guerra de Resistencia es un Guerra Prolongada debido a las asimetrías entre los contendores armados. La Guerra de Resistencia es una planeación general, basada en una consistente filosofía de la guerra, que adopta formulas para su realización que persiguen superar las debilidades frente a un enemigo militar superior en número, entrenamiento, capacidades técnicas, etc.
Esto implica trasladar las preocupaciones de los asuntos estrictamente técnico-militares a la dimensión socio-política. En el mundo de hoy, podemos afirmar que la Guerra de Resistencia es una construcción socio-política. Es parte de una alternativa ante el dogma neoliberal, irrupción para cuestionar, entre otras cosas “el fin de las ideologías”, las verdades inconmovibles y los axiomas políticos sobre la manera de entender la existencia.
Se trata de una disputa socio-cultural entre el pensamiento único y la diversidad del pensamiento, entre la homogenización occidental y la diversidad cultural, entre la pretendida historia universal moderna y el rescate de la memoria histórica. Estos temas se encuentran en el centro de la disputa por la subjetividad, legitimando o no el actual modelo de convivencia humana. La Guerra de Resistencia es parte de la lucha por una nueva manera de vivir, cuestión que es en esencia una subversiva batalla cultural. Este es el epicentro del modelo teórico contenido en las ideas de Mao.
El aporte teórico innovador de Mao, en el marco de la tradición de la filosofía política marxista, consistió en reconocer en las peculiaridades socio-históricas de su tiempo la pluralidad de clases y fuerzas sociales potencialmente identificadas con una propuesta transformadora de la realidad de China. Esto se constituyó desde permitió una identidad colectiva que, sin desconocer las particularidades de cada sector, se tradujo en una mayoría indiscutible, unidad política superior y victoria contra-hegemónica.
La Guerra de Resistencia amerita esculpir consensos anti-sistémicos, fraguar acuerdos políticos reconociendo múltiples identidades para forjar una identidad superior en torno a una utopía necesaria y aceptar la diversidad en un espacio político que perfile una alternativa a la modernidad eurocéntrica. Se trata de tallar una identidad emergente, compartida, compleja y abarcante de una heterogeneidad de demandas que se conjugan en el anhelo de cambio profundo en las relaciones humanas.
La movilización política en la Guerra preconizada por Mao tiene esta inspiración teórico-conceptual. Persigue la unidad política, gira en torno a ideas, concepciones y un proyecto de sociedad compartido. La unidad, fruto de una filosofía de la praxis compartida, es una voluntad política colectiva amalgamada en un enfoque subversivo antisistémico que parte de la territorialización de la política.
Por las razones expuestas, carece de sentido desde la filosofía de la guerra, adentrarse en el debate sobre temas como la superioridad derivada de un entramado militar basado en la superioridad aérea, la informatización de los asuntos militares y la tecnología de punta aplicada tanto a sus sistemas de mando y conducción de sus fuerzas como al procesamiento en tiempo real de la información de inteligencia. Más allá de un interminable debate sobre los asuntos técnico-militares, hay que recalcar que lo fundamental en la Guerra de Resistencia es la movilización política de todo el pueblo porque finalmente dicho enfoque se centra en el ser humano, la política, las tradiciones históricas de los pueblos y en la utopía posible de cambio radical de lo real-social. En conclusión, la Guerra de Resistencia y su filosofía política es en esencia una apuesta anti-sistémica que tendrá vigencia mientras perdure el paradigma societal vigente.
Por Fernando Rivero* @friveroosuna Lic.en Filosofía/Abogado/Especialista en Gobierno y Políticas Públicas/Magíster en Filosofía de la Guerra. Ex Constituyente.