Por Ana Laura Dagorret (Brasil)
El libro Manual Breve de Geopolítica, declinacionismo, redespliegue y multipolarismo, de autoría de Fernando Esteche y Ana Laura Dagorret analiza las relaciones internacionales y la geopolítica desde la categoría Imperialismo, porque de esa manera quedan claras las relaciones de dominación y dependencia.
El manual advierte que nos enfrentamos a un proceso sostenido de concentración del capital, predominio de los monopolios, financierización de la economía y reparto del mundo. Desde este análisis, queda comprobado que el desarrollo del capitalismo ha llevado a la fusión del capital bancario con el capital industrial y al dominio del primero sobre el segundo, dando lugar a que surja el capital financiero, que combina actividades productivas con actividades especulativas. Con esta fusión surge también la hipertrofia financiera parasitaria, como característica fundamental de esta etapa que empieza a tomar forma desde 1970.
En esta etapa el Imperialismo se vuelve cada vez más agresivo por su necesidad predatoria, algo que coloca a la humanidad muy cerca de su propia destrucción como especie planteando una crisis civilizatoria. La globalización produjo profundas transformaciones en el conjunto de las relaciones sociales, condicionando las propias condiciones de producción de la formación económica social burguesa.
Este panorama se da debido a cuatro vectores de producción de hegemonía y dominación global que son la militarización, la caotización, la narcotización y la financierización.
El centro de producción histórica pasa a ser el mercado, lo cual empieza a destruir las fuerzas productivas al tiempo que los Estados pasan a ser un obstáculo para la dinamización de la voracidad financiera y la libre circulación de capitales. Esto atenta contra la sustentabilidad de la humanidad. Las prácticas primitivas y originarias son permanentes, vigentes y crecientes, reforzando los mecanismos de acumulación por desposesión a partir de la depredación de bienes ambientales y la imposición de la propiedad intelectual, convirtiendo a la naturaleza en una mercancía.
Se trata de una crisis sistémica en su fase terminal que puede encontrar posibilidades de recomposición transitoria sobre la base del ajuste, el hambre y la destrucción ambiental. Esta crisis se hace más visible cuando se manifiesta en el plano económico ya que se crea dinero que es una ficción que no representa producción real y que genera una avalancha especulativa, reproduciendo las condiciones que llevaron a la humanidad a este punto de catástrofe.
Declinacionismo
Esta crisis civilizatoria se profundiza ante el declinacionismo norteamericano, que se da por factores externos y también internos. En primer lugar se incrementa de manera exorbitante el gasto militar, dando lugar al surgimiento del complejo industrial militar que no le permite ganar una guerra y que a su vez pasa a ser el motor de la economía norteamericana. Ante este panorama se empieza a producir una pentagonización de las relaciones exteriores, con un alto grado de autonomía y protagonismo en la vida política y económica, lo cual se denomina keynesianismo militar.
Este declinacionismo comienza en los años 70 con la finacierización de la economía mundial, que fue en desmedro del capitalismo productivo y que con el tiempo empieza a generar la deslocalización de las empresas a zonas más competitivas, generando desempleo y desaceleración del crecimiento del nivel de vida.
Esto comienza a generar fracturas hacia dentro de la burguesía norteamericana que al día de hoy se expresa por un lado con los globalistas, que busca instalar una agenda multilateral unipolar que impulse acuerdos de libre comercio y alianzas militares, principalmente en la periferia euroasiática para contener a China y a Rusia. Por el otro lado, los americanistas se contraponen a la idea globalista y entienden que el desarrollo productivo y financiero debe anclarse en el propio territorio.
Hacia afuera, la crisis que enfrenta el imperialismo es la crisis del orden global hacia la multipolaridad, que se inicia en los años 70 con el cambio entre el keynesianismo de posguerra con el estado de bienestar, al neoconservadurismo que instala el neoliberalismo como paradigma y que abre la situación mundial hacia la multipolaridad.
Estos bloques del multipolarismo los conforman la alianza sino-rusa (Organización para la Cooperación de Shangai) con los países que conforman lo que Mackinder llamaba el heartland del planeta. Pero también los BRICS, la Unión Económica Euroasiática, el Foro de cooperación económica Asia Pacífico, Asociación Nacional del Sudeste Asiático, etc.
Por un lado que el surgimiento de China como actor internacional es fundamental para encauzar la crisis de sobreacumulación a través de la inversión en infraestructura que pueda generar nuevos espacios para la acumulación del capital en Asia Pacífico. Si bien la multipolaridad no es la salvación, se presenta como la única opción para detener el abismo civilizatorio porque se constituye como condición de posibilidad para detener las tendencias guerreristas y parasitarias financieristas en pos del equilibrio de poder.
Dispositivo guerrerista y redespliegue
La guerra funciona como dispositivo de expansión imperialista para la cual se han construído doctrinas con el fin de alcanzar los objetivos económicos y financieros del imperio, capaces de sostener el propio sistema. Lo que hasta Vietnam eran operaciones encubiertas pasan a ser política de estado para el tercer mundo bajo el disfraz de la libertad y la democracia exportada. La Doctrina Reagan impulsa el apoyo político y militar a la oposición política en países con gobiernos revolucionarios para contrarrestar el expansionismo soviético
Primero con golpes militares y luego con otros mecanismos, la estrategia injerencista en Nuestra América ganó nuevos matices, esta vez con las guerras de baja intensidad, guerras híbridas, golpes blandos y, más recientemente, con la aplicación del lawfare como judicialización de la política con fines persecutorios.
En relación a la región el manual sostiene que es importante entender que desde el Imperio se la considera un territorio propio y espacio de reserva estratégica, con enormes reservas de mano de obra barata que garantiza condiciones de competitividad productiva para la burguesía imperial. La valorización de América Latina gana más fuerza si tenemos en cuenta la crisis mundial de agotamiento de bienes de distinto tipo como agua, minerales, petróleo, así como representa también una reserva amplia de biodiversidad también codiciada actualmente por Rusia y China.
Sobre África se plantea la situación en términos de una sobre colonización que se da fundamentalmente con la explotación de sus suelos, introduciendo cultivos comerciales para la exportación y que reemplaza de forma forzada la producción agrícola para la subsistencia, provocando insuficiencia de alimentos y la consecuente erosión de los derechos de propiedad comunal de la tierra. Pero también con la deuda externa como mecanismo de control de las naciones africanas.
En relación al área árabe islámica planteando como un “área” que siempre fue pensada como un espacio para la conquista. Desde la gestión Obama se impulsa un rediseño de esta área que denominaron Medio Oriente Ampliado, cuyo objetivo es asegurarse el control de la región ante un hipotético conflicto con China. La propuesta de este Manual breve de geopolítica es complejizar la mirada acerca de lo que sucede en el mundo. Nunca se trató de perseguir razas, etnias, religiones: siempre se trató de movimientos de construcción de nuevas relaciones de poder, de opresión para el saqueo, del Imperialismo moviendo fichas en el tablero de su gran juego.
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