En Colombia la cocaína es dialéctica, es unidad y lucha de contrarios. Tiene su lado positivo como solución económica para un 2% de la población nacional, aislada y abandonada por el Estado en vastas zonas rurales. Pero también tiene su lado negativo con cuatro elementos: soporta la macroeconomía del régimen, daña el ambiente y sus capitales deforman la cultura social y controlan la política.