Un Centenario con Bolívar en los cielos de la Patria.

Por Miguel Ernesto Salazar

La Base Aérea Libertador en la ciudad de Maracay, estado Aragua era el escenario aquella tarde del 26 de noviembre de 2007 dispuesto para la imposición de condecoraciones a los protagonistas de la Rebelión Militar del 27 de Noviembre, a personal militar y a los diversos estandartes que representaban las distintas agrupaciones cívico-militares.

El Comandante Luis Cabrera Aguirre, uno de los protagonistas de aquella Rebelión, tomaba la palabra: “Precisamente no estábamos viendo el verdadero monstruo, no nos habíamos dado cuenta que nos teníamos que enfrentar precisamente al imperio, al imperio tanto del norte como los imperios de otras latitudes, que simple y llanamente han tenido sus dientes hincados acá en esta tierra, sobre este pueblo”. Señalaba así la necesidad de dar en el análisis de esta acción cívico-militar su carácter antiimperialista y daba paso a la intervención del Comandante Hugo Chávez.

“Señor general Visconti Osorio. Siempre hay alguna falla en el protocolo, hay que estar atento, uno tiene que andar con la mente dando vueltas. Ofrezco mis excusas a los compañeros, camaradas que están presentes y no he mencionado en el vocativo, pero a todos; especialmente a quienes participaron, quienes protagonizaron, quienes liderizaron, quienes condujeron desde los puestos de mando superiores de la rebelión, hasta los oficiales subalternos, los suboficiales y tropas del Ejército, de la Armada, de la Aviación y de la Guardia Nacional; que un día como hoy hace 15 años, lanzaron el grito de rebelión a los cielos venezolanos y a la tierra venezolana”. Fueron las primeras palabras expresadas en procura de honrar a cada protagonista de la gesta revolucionaria.

En el medio de la batalla electoral e ideológica porque enfrentábamos los retos de intentar la victoria de la propuesta de Reforma Constitucional, el Comandante Chávez recordaba: “Así que, dentro de esta dinámica cada día más acelerada de compromisos internacionales, nacionales, en esta campaña electoral en la que andamos, agitada siempre, agitada, comprometida, intensa, sometidos además a distintas conspiraciones de manera permanente, que vienen todas desde allá desde el nido del imperio estadounidense y ejecutadas aquí por los lacayos, los lacayos, los pitiyanquis, esos restos de la vieja oligarquía apátrida, esos restos de la vieja burguesía antivenezolana, contra ellos fue que nosotros nos alzamos, tanto el 4 de febrero como el 27 de noviembre de aquél año parturiento de 1992”. Y proseguía diciendo: “Y mañana iremos al Táchira, a Mérida y luego en la noche Caracas de nuevo, y luego pasado mañana por Oriente, por el estado Bolívar; y el viernes estaremos cerrando la campaña en la avenida Bolívar, allá en Caracas. El sábado comienza el ataque, el ataque final, sábado y domingo; y el domingo, el domingo está escrito allá, allá en aquellas montañas está escrito: Sí, el domingo votará el pueblo y estoy seguro que el pueblo dirá Sí al llamado que le estamos haciendo para continuar abriendo el sendero de la patria nueva y buena”. Lo que daba cuenta de la batalla que se avecinaba y la necesidad de recorrer cada centímetro del territorio para dar a conocer la propuesta de reforma y aceitar a la fuerza bolivariana de cara a este compromiso. La historia la conocemos, fue quizás la derrota más sufrida por las fuerzas revolucionarias en su lucha por virar el barco hacia un proyecto Socialista.

Y el Comandante Chávez seguía rememorando cada recuerdo: “Hace poco, reapareció y llego a mis manos, algo que yo quiero mucho y más nunca había visto desde 1992, un trofeo, una pelota de softbol y un trofeo. Recuerdo clarito, estábamos en Yare aquél 92 después del 4 de febrero, y como es sabido, como es superficialmente sabido porque hay muchas cosas que no se han escrito, que no se han analizado por la misma velocidad de los acontecimientos. Yo recuerdo Luis Ramón, compadre, fue por aquí detrás de estos galpones que nos vimos el 3 de febrero en la mañana, y yo recuerdo, Viscontí que fue por allá… en cómo se llama, aquél restaurant, por Los Teques, por la vía de Los Teques, Guaracarumbo, allá nos vimos nosotros: Visconti, Reyes Reyes, otro oficial retirado ya de la Fuerza Aérea y yo; eso fue el sábado o el viernes, faltando pocas horas.

El general Visconti a quien yo no conocía personalmente, Reyes me dijo, porque recordemos que Reyes, Reyes quien junto conmigo y otros compañeros teníamos años creando el movimiento, organizando el movimiento revolucionario, sobre todo en el Ejército y la Fuerza Aérea, desde que éramos tenientes, tenientes, yo estaba en la Academia Militar y Luis Ramón estaba en la Escuela de Aviación, éramos oficiales de planta en el grupo de entrenamiento aéreo. Yo recuerdo haber conocido a Maritza Gamargo cuando era alférez, a la coronela Martiza; en ella saludo a las heroicas mujeres venezolanas…”.

“Y aquí estamos 15 años después. Decía el almirante Cabrera, le agradezco mucho sus palabras, sus reflexiones, su generosidad. Aquí estamos producto de aquella jornada. Y aquellas jornadas también fueron producto de otras jornadas, de un camino largo, el 27 de febrero de 1989 estalló aquel movimiento espontáneo, comenzaba la Revolución, comenzaba, así lo creo, la última Revolución del siglo XX en el mundo. El 27 de febrero comenzaba la última Revolución popular del siglo XX, el pueblo venezolano se alzó, insurgió contra la política del Fondo Monetario Internacional, del Consenso de Washington, el neoliberalismo, la globalización. Cuando caía la Unión Soviética, esto es algo extraño, es extraño cuando lo colocamos en el marco de los acontecimientos mundiales, habrá que estudiarlo a fondo. Pero mientras se congelaban en casi todo el mundo las luchas populares, mientras se congelaban en casi todo el mundo las luchas revolucionarias, caía la Unión Soviética, caía la Revolución Sandinista, se apagaron los distintos movimientos en el África y en América Latina al mismo tiempo, mientras el mundo se congelaba, pues, Venezuela se convertía en una hoguera, es algo extraño, reconocido por historiadores científicos, qué pasó aquí en Venezuela para que mientras todo o casi todo el mundo aceptaba el Consenso de Washington y las políticas del Fondo Monetario Internacional, y la era de las privatizaciones en toda América Latina, en Europa, en Asia, en África, hasta Rusia abrió las puertas a la globalización y el neoliberalismo después de la Perestroika, ¿qué pasó? ¿De qué barro está hecho este pueblo? De qué barro está hecha esta Patria, para que mientras todo se congelaba aquí brotara un turbión revolucionario…”.

Hoy, en este 2020, cada palabra del Comandante Chávez le da sentido al Centenario de la Aviación Militar Bolivariana. “¿De qué barro está hecho este pueblo?”, ¿De qué barro esta hecho este Centenario? No cabe duda, el pueblo y la Aviación Militar Bolivariana está hecha del mismo barro que amaso Simón Bolívar en su peregrinar por el sur de América Latina liberando a los pueblos del yugo español. Es ese mismo barro que hizo posible no solo el 4 de Febrero sino también el 27 de Noviembre de 1992. Es este barro amasado por Bolívar  el que le ha dado su carácter antiimperialista a la FANB. Y es este barro el que ha sido utilizado para moldear el escudo más grande levantado para proteger a la Patria: el Pueblo en Armas

Y como expresaría el Comandante Chávez aquella tarde en la Base Aérea Libertador: “Estamos obligados a la victoria, a seguir triunfando; pero es una batalla, es una batalla de dimensiones mundiales, y Venezuela ahí, ahí, modestamente hay que decirlo porque somos modestos pero allí, cumpliendo un papel importantísimo”.

En este Centenario sigue Bolívar surcando los cielos para defender la Patria.  

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