El Educador Neocolonizado, 48 años después.

Por Gregorio Javier Pérez Almeida

El libro “El Educador Neocolonizado”, de Luis Antonio Bigott, cumplirá cuarenta y ocho años en agosto de 2023 y en la opinión de muchas y muchos pensadores abocados al pensamiento crítico y a la tarea de transformar la sociedad capitalista en una sociedad socialista, tiene una vigencia incuestionable. Pero, mucha más vigencia tiene para las y los educadores críticos que realizan tareas pedagógicas en las aulas de nuestras escuelas y creemos saber por qué.

Porque un libro como este no es un simple libro: un poco de páginas con conocimientos decantados por quien lo escribió, para que forme parte de su “currículo”, en el renglón “Obras publicadas”. Este libro es una incitación a la rebeldía pedagógica, casi un “panfleto” como los que se lanzan entre los trabajadores de las fábricas para que hagan consciente su condición de clase explotada y alienada:

No los creo [dice Luis Antonio de los maestros] apóstoles, nosotros nunca hemos sido, ni somos, apóstoles; eso sí, somos y siempre hemos sido explotados”.

Por esto este es un libro valiente, arriesgado. De hecho, lo decomisó la “policía política” (DIGEPOL) de la democracia puntofijista la víspera de su presentación en una librería en Caracas. Por ello, no puede leerse, y mucho menos analizarse, aislado y acabado sin vínculos con la lucha política revolucionaria, anticapitalista y antiimperialista que orientó la vida de su autor, de la que son pruebas fehacientes las fotos que acompañan este breve artículo.   

Reseña de Luis Antonio Bigott ante el DIGEPOL.
Luis Antonio Bibott con el Comandante Fidel Castro.

La primera corresponde a la ficha policial de Luis Antonio, en los años 60 del período puntofijista venezolano y la segunda es él acompañado del Comandante Fidel Castro Ruz, en la inauguración de los congresos Pedagógicos de la Habana, en 1986. Sobran los comentarios.

Decimos que el libro que comentaremos, El Educador Neocolonizado, no se puede leer aislado, porque es contemporáneo del libro: Análisis de Microestructuras Educativas, que barrunta el titulado Introducción al Análisis de Sistemas Educativos, de 1977. Pero hay algo más interesante aún y es que la investigación suyos resultados parciales se exponen en El Educador Neocolonizado, es preparación de la construcción colectiva de una “pedagogía de la descolonización”, como se lee en su “conclusión” y que LAB no logró concretar.

Pasó el implacable y la historia hizo que LAB se incorporara al Proyecto Político del Comandante Chávez, lo que le obligó a dedicarse más a la investigación política que a la educativa y publicó varios libros: “Quítate la máscara bandolera” (2003), “Operación fascista sobre Venezuela” (2005), Estrategia de EEUU para América Latina (2005) “Ahora sí y otra vez: Bolívar contra Monroe” (2010) y uno que quizá ha sido más reconocido y utilizado por individualidades y grupos organizados: Redes socioculturales (2011).

Pero no abandonó la idea original de convertir en un libro sus propuestas para una “Pedagogía de la Desneocolonización” y 35 años después (que no es “más tarde”), lo hizo a trazos gruesos en: “Hacia una pedagogía de la desneocolonización”, publicado por el fondo Editorial del Ipasme, en 2010, lo que confirma un rasgo firme de su personalidad: coherente y consecuente con sus ideas revolucionarias.

Luis Antonio Bigott fue un tipo coherente y consecuente con sus ideas revolucionarias de raíces marxistas-leninistas y desneocolonizadoras nacidas en su vivencia del “ser venezolano pobre y negro”, que sueña con “un mundo donde cada hombre tenga un pan del tamaño de su hambre”. Y el prefijo “neo”, lo utilizó para captar en un vocablo las nuevas formas de colonización que aún viven los pueblos latinoamericanos siglos después de haber expulsado al imperialismo español.

¿Qué encontramos en este libro?

Este libro, por su densidad y alcance teórico-práctico, puede abordarse por distintos lados:

Podríamos analizar “cómo se hizo”, esto es lo metodológico, y enfrascarnos en una discusión sobre la utilidad del empirismo con sus técnicas selección y recolección de datos en la investigación acción-transformadora (es decir revolucionaria anticapitalista).

Podríamos discutir sobre la impronta del marxismo estructuralista de Althusser, en boga en esos años, o sobre si el concepto de ideología que utiliza es el leninista o el marxista estricto, como explica Ludovico Silva. También podríamos discutir sobre la “ruptura epistemológica” que se expresa cuando afirma que:

“Nunca he creído en la investigación académica cuyo paradigma teórico es el alto nivel de <objetividad y neutralidad>, refrendado en lo operacional por una especie de sofisticación, de asepsia en la recolección de información, en la elaboración de los datos y en su cuidadoso procesamiento” […] “muchas veces todo el montaje denominado “objetividad metodológica” no es otra cosa que el aparataje ideológico que permite ocultar la razón verdadera de esas investigaciones y de quienes las realizan: el servicio que prestan a los intereses antinacionales, a los intereses de los neocolonizadores.”.

Para LAB estaba bien claro: no puede haber ruptura epistemológica sin tomar consciencia política de la situación neocolonial que nos aprisiona intelectual y académicamente. No podemos seguir dependiendo de modelos externos para hacer investigación social en Venezuela, como si trabajáramos para un laboratorio farmacéutico:

“La investigación es búsqueda apasionada y para ello es necesario utilizar más que técnicas sofisticadas, metodologías elaboradas por nosotros en éstas y para estas realidades”

Realidades que están sometidas a procesos de explotación, saqueos y represión que configuran nuestras mentalidades de forma completamente distinta a las de los países que han sido y son centros del sistema capitalista, por lo que:

“Es necesario recordar una y otra vez que para nosotros todo es diferente, incluidas nuestras limitaciones; hemos vivido en una inmensa trampa, en una descomunal guachafita cuyo origen está en la internalización cada vez mayor de nuestro estado de neocolonización”

Y para que no hayan dudas de que sabe de lo que habla, afirma: “Yo mismo he caído en esa trampa”, y describe lo que hacía como investigador social en un país Neocolonizado y confiesa que muchos de sus trabajos sobre educadores, los había “archivado para siempre, porque había sido convencido de cierta falta de rigurosidad metodológica.”

Teniendo claro el “cómo se hizo”, continuaríamos con el “para qué” hizo la investigación y, como ya adelantamos, fue hecha para abrir brecha hacia una “pedagogía de la desneocolonización”, pero también para agitar las consciencias de las y los maestros venezolanos, para echarle un poco de la “sal revitalizadora” que despierta a los zombis en que los han convertido los “aparatos ideológicos del Estado”: la iglesia, el sistema escolar y los medios de comunicación masiva.

Zombis a quienes LAB consideraba “explotados” y no “apóstoles”, porque al primero lo salva la sal revitalizadora que le permitirá superar la consciencia ingenua y adquirir  consciencia de clase, pero al segundo lo espera, porque aspira, la beatificación y el perdón de los pecados.

Todo “para qué” tiene un “para quién” y el de este libro es la maestra y el maestro venezolanos, lo dice expresamente:

“El presente trabajo es sólo de consumo para maestros, para esos explotados maestros de un país que presenta tantas paradojas estructurales y tantas paradojas en la vida diaria”.

Y llegados al “para quién”, estamos en el terreno que nos motivó a presentar este comentario, porque no se trata sólo de reconocer el valor de este libro y de lo que aportó en su momento a la lucha revolucionaria de las y los educadores y del resto de trabajadores del sistema escolar. Tampoco podemos, mucho menos queremos, presentarlo tan vigente como si hubiese sido escrito ayer, sería faltarle el respeto a LAB.

Nuestra intención es proponer la realización de una investigación que nos permita desvelar el estado de neocolonización que persiste hoy en nuestros maestros y maestras, ¿Persiste o fue superado en estos 20 años de revolución? ¿Nuestros maestros y maestras son tan zombis hoy como los que encontró LAB en 1975? ¿En qué han cambiado las maestras y los maestros venezolanos? ¿Cuál es la imagen que tienen de su país? ¿Cuál es la finalidad de su labor en la escuela?

Preguntas que no pueden formularse sin describir el contexto sociohistórico en el que viven hoy las y los maestros venezolanos, que es muy distinto al que vivían las y los maestros de los años 70 del siglo 20. Para cumplir nuestra promesa de “decir poco”, nos referimos tan sólo a algunos datos socioeconómicos que han cambiado drásticamente por los cambios políticos provocados por la presencia de Chávez y el chavismo, por ejemplo:

1.- El Estado que confrontó LAB, era cómplice del imperialismo estadounidense y por ende agente reproductor del neocolonialismo y facilitaba su injerencia cultural y política, como está claramente expuesto en la página 76 del libro, cuando propone que el primer paso que debe dar el educador Neocolonizado para dejar de ser zombi, es  “romper con el paternalismo represivo representado por el Ministerio de Educación”.

Hoy, 2023, es evidente que el Estado bolivariano no es “pitiyanqui”, sino todo lo contrario y propone la descolonización de la educación como eje de sus políticas no sólo culturales, sino también económicas, científicas y tecnológicas. De tal manera que las interrelaciones entre el Estado y las los maestros no debería ser tan conflictiva, más allá del rechazo y la negativa a los cambios que existe en los sujetos cuyo “sentido común” ha sido domesticado por el sistema capitalista.

2.- Casi todas las empresas norteamericanas que reseña LAB se fueron del país con el triunfo de Chávez, en 1998, lo que se radicalizó con su muerte imprevista, en marzo de 2013, que dieron paso a  las “medidas coercitivas unilaterales” impuestas por el gobierno estadounidense desde 2014. Y aquí caben otras preguntas que pueden orientar una nueva investigación: ¿Se fueron las empresas o se gestionan mediante testaferros? ¿Su ausencia significa que mermó o terminó su influencia cultural, ideológica, sobre el pueblo venezolano?

En este aspecto de la influencia ideológica de las empresas estadounidenses en nuestra cultura, hay un detalle que queremos resaltar. En las páginas 26 y 27 del libro, LAB analiza las formas en que “nuestro educador va asimilando la cultura” del neocolonizador y afirma que:

“Al lado de un proceso de industrialización por sustitución de importaciones no se yuxtaponen sino se correlacionan elementos culturales que hacen sentir como entrañablemente nuestra a la <desde hoy venezolana fábrica de los insuperables Korn Flakes de Kellog’s>”.

Pues, queridas maestras y maestros, miren la tercera foto

Esta empresa internacional de alimentos, de matriz estadounidense, abandonó sin previo aviso a sus 400 trabajadores y trabajadoras en mayo de 2018 y fue “expropiada y tomadas sus instalaciones” por orden del Presidente de la República Nicolás Maduro Moros y desde mayo de 2019, para dolor de cabeza de sus fugitivos dueños, mantiene sus “símbolos” comerciales originales y cubre el mismo mercado que tenía la empresa gringa.

Una de las preguntas que tendremos que hacernos es, si hoy, 2023, consumir ese producto significa “culturalmente” lo mismo para las y los venezolanos que lo consumen desde hace más de 50 años, ¿Cómo se asocian el eslogan político oficial: “Juntos por Venezuela” con la figura del gallo verde y cresta roja que aparece en el empaque desde hace décadas? En otras palabras: ¿Esta nacionalizada ideológicamente está empresa?

Sin dudas, hemos cambiado, pero hay que tomarle el pulso a esos cambios, mirar su profundidad y extensión, para poder obtener una imagen real no sólo de nuestros maestros y maestras hoy, sino principalmente de nuestra sociedad.  

Miremos otros cambios que tenemos que tomar en cuenta en el diseño de la investigación:

3.- Cuando en el capítulo II del libro, LAB aborda la realidad del Educador Neocolonizado, años 70 del siglo 20, el último grito de la arquitectura comercial eran los “grandes supermercados”, hoy son los “centros comerciales” que se tragaron a los supermercados y sabemos que estos centros de concurrencia masiva para el consumo individual, generan su propia “atmósfera” y constituyen mundos paralelos donde las necesidades se trastornan por el ritmo frenético de la oferta de satisfactores.

4.- Respecto a la dinámica escolar específica, la que se vive día a día en nuestras escuelas y liceos, LAB analiza el contenido de algunas revistas escolares, algunos libros de texto y la utilización de los medios de comunicación por los maestros entrevistados (TV, prensa escrita, radio y cine).

En 2023, ya casi no tenemos revistas escolares, existen pocos periódicos de circulación nacional, los libros de texto son producidos masivamente por el Estado: La colección Bicentenario (otra cosa es el “destino” de dicha colección, que es semejante al del “Currículo Bolivariano”. Todo un tema para investigar), aunque coexisten con editoriales privadas como Santillana y otras, pero los precios impiden su masificación como antes.

5.- La TV se ha potenciado, porque existen empresas privadas internacionales que ofrecen servicios de cable o satelital que compiten ventajosamente con las televisoras públicas y con el cine.

6.- Quizá haya otro escenario en el espectro radial, pero no debe ser muy distinto al de aquellos años, porque la mayoría de las frecuencias radioeléctricas siguen en manos privadas.

7.- El cine como evento social, en un local específico, ha sido sustituido por las “cableras” y por la Internet, no sólo en las computadoras particulares sino aún más en los Teléfonos Inteligentes y hoy cualquiera que posea uno de esos aparatos puede mirar una película en el baño, mientras se cepilla los dientes.

Y hablando de Teléfonos Inteligentes (TI): deben haber menos maestros y maestras sin TI que ornitorrincos en el Orinoco, de hecho, las últimas manifestaciones de maestros, unas a favor y otras en contra del gobierno bolivariano, han sido convocadas muy eficientemente a través de las “redes sociales”, esta realidad no estaba en los años 70 del siglo 20.

Para finalizar este brevísimo comentario de “El Educador Neocolonizado”, leeremos la pregunta que se formuló LAB y que orientó su investigación entre los años 1970 y 1975 y que es, si se quiere, una invariante en la consciencia de cualquier maestra o maestro que se considere revolucionario y patriota como lo fue él:

“…si humanamente estamos haciendo lo que el país necesita que hagamos sus maestros.”

Ustedes dirán…

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