El Algoritmo de la Guerra

Por Miguel Ernesto Salazar

“Ignoro si es producto de su formación profesional, si es una cualidad que fue adquiriendo a través del ejercicio de gobierno, o si ya forma parte desde hace mucho tiempo de su inventario ideológico personal, pero lo cierto es que Chávez tiene una relación muy especial con las matemáticas. Y no la oculta. Trabaja con ellas como un artesano. Con ellas analiza y trata de entender. Planifica, evalúa y juzga. Y hasta parece imaginar con ellas… La revolución se mide con las matemáticas, nos recuerda.”

Chávez y las matemáticas (23/08/12) Farruco Sesto

La expresión “big data”, “sistemas de armas autónomos letales”, “robots asesinos” o “inteligencia artificial” evocan en la mente de cualquier mortal las imágenes de películas como War Games de 1983 dirigida por John Badham en la cual ante un simulacro de un ataque nuclear en plena Guerra Fría, los operadores militares estadounidense de estas armas nucleares se niegan a lanzar los misiles y surge entonces la propuesta de automatizar todo el sistema de lanzamiento. Un joven hacker, David Lightman protagonizado por Matthew Broderick (el mismo actor de Tiempos de gloria y  Godzilla) accede a un juego, “la Guerra Termonuclear Global”, que en realidad controla un sistema bautizado como NORAD (el Centro Informático del Departamento de Defensa). Sin saberlo Lightman ha retado a NORAD quien asume que está enfrentando a los rusos. Otra película que nos ubica las imágenes en la mente es la famosa película de James Cameron, Terminator (1984), protagonizada por el actor Arnold Schwarzenegger quien interpretaba un ciborg asesino enviado a través del tiempo desde el año 2029 a 1984. Su misión garantizar el futuro apocalíptico de la humanidad bajo el control de las máquinas.

¿Ficción o Realidad? ¿Qué tan lejos estamos de crear máquinas que sustituyan al soldado en un campo de batalla y con conciencia propia combata a un enemigo pre programado? Aunque el padre de la robótica moderna, Rodney Brooks, surgiere que no estamos tan cerca de máquinas sobrehumanas y que “La IA no es intrínsecamente poderosa. En cientos de años, podría ser diferente. Pero no estamos en la cúspide de esto”, está carrera por lograr un algoritmo que automatice las máquinas, en especial aquellas que tendrán el campo de batalla como principal centro de operaciones, se acorta cada día colocándonos más cerca que nunca de alcanzar este objetivo. De hecho la humanidad enfrenta lo que algunos han denominado la “cuarta revolución industrial” o la “Industria 4.0”, lo que nos pone ante el análisis el uso extensivo de la industria militar transitando esta ruta donde se redimensiona la tecnología militar.  En 2016, Klaus Schwab, presidente del Foro Económico Global (Davos), realizó un informe, titulado, “10 Trends for the Future of Warfare” en el que analizaba el impacto de la 4ª revolución industrial sobre la seguridad internacional en el futuro. Según el informe, este tipo de revoluciones, “son periodos de cambio discontinuo que convierten en obsoletos o subordinados los medios existentes para conducir la guerra”. De acuerdo a esto, cada día la línea entre la paz y la guerra, entre lo público y lo privado y lo físico y digital, es más tenue. Otro aspecto de este informe señala “la creciente interacción entre sensores, algoritmos y municiones genera cuestiones legales, éticas, operativas y diplomáticas sobre la aceptabilidad de la autonomía en determinadas funciones críticas, particularmente sobre la selección de empleo o la identificación y aplicación de la capacidad de destrucción sobre blancos.”   

Hoy el Covid-19 entra en el escenario para acelerar esta tendencia mundial. Tal como lo define el propio Schwab sobre el alcance de la pandemia más allá del costo en vida que está ocasionando (solo al escribir esta nota, más de 2 millones han fallecido víctimas de esta pandemia), el Covid-19, resulta ser para Schwab un gran “reseteo mundial”.  Otro informe, esta vez de una consultora de gestión global, Bain & Company, con sede en los Estados Unidos y una de las más importantes en el mundo, publicaba a finales del 2020, un trabajo titulado, “Diez tendencias tecnológicas entrando en 2021”; desde la “Inteligencia Artificial en el borde” (AI Edge) y el 5G que marca el comienzo de la Industria 4.0, hasta la inteligencia artificial automatizada (IA)”. Ambos trabajos, nos indican la irrupción definitiva de nuevas tecnologías que han cambiado el propio concepto de la guerra. Incluso hoy mientras una buena parte de los países del mundo están desplegando redes de quinta generación, empresas asiáticas, por citar un ejemplo, como Huawie en sus laboratorios en Canadá o la otra gigante China ZTE, en sus laboratorios de Hong Kong, están trabajando a pasos acelerados por desarrollar el 6G.

La robótica, empleada con fuerza en la industria, ya sea farmacéutica, de alimentos o automotriz y bajo la programación de nuevos algoritmos que redimensionan la propia vida, tal y cual como la conocemos, IA y la robótica caminan de la mano, en función de facilitar la vida humana pero también puede conducirnos a enredar la existencia misma de la humanidad, lo que parece una paradoja. Un ensayo publicado por el Instituto Español de Estudios Estratégicos en enero del 2020 por José Luis Aznar Lahoz, con el nombre de “la robótica en la guerra del futuro” nos sumerge en la siguiente interrogante: “¿Hasta dónde pueden llegar a aprender las máquinas? ¿Dónde está el límite en el que las máquinas no podrán superar al humano en la realización de tareas?” y nos señala seguidamente que “de acuerdo con la investigación realizada por expertos de las universidades de Yale y Oxford, existe un 50 % de probabilidad de que la IA supere a los humanos en todas las tareas en 45 años y de automatizar todos los trabajos humanos en 120 años.”  

Y en el área militar la tendencia no cambia al contrario con los años cobra más interés  desarrollar este tipo de tecnología.

El Pentágono, a partir de la administración de Obama empezó a trabajar a profundidad en este tema, política que continúo la administración de Trump y que la nueva administración de Joe Biden consolidará. Tanto Demócratas como Republicanos con vínculos estrechos en la industria armamentista, basta solo ver los últimos secretarios de defensa, ejemplo reciente, el caso del recién nombrado, Lloyd Austin y su vínculo con Raytheon Technologies. El gobierno de Estados Unidos, dirigido por uno u otro partido, se ha dedicado a desarrollar nuevos algoritmos que no tienen como fin crear una ecuación que pueda prevenir o resolver la guerra. Existe un consenso de la elite política bipartidista que radica en el uso más frecuente de las matemáticas en los procesos de decisiones en todos los niveles de la seguridad y defensa de la nación estadounidense.

A la par de los Estados Unidos, una treintena de países en el mundo entre los que destacan China, Rusia, Irán e Israel, están desarrollando armamento autónomo.

Hace un par de años, el presidente de Rusia, Wladimir Putin, sobre el desarrollo de la inteligencia artificial comentaba en una rueda de prensa: “Por supuesto que debemos garantizar nuestra soberanía tecnológica en la inteligencia artificial. Es una condición importantísima para la independencia de nuestras empresas, la economía, la calidad de vida de los rusos, la seguridad y la capacidad defensiva del Estado”. Además agregaba una idea sobre la que se marcaria especial énfasis en los medios de comunicación y los grandes centros de investigación de IA: “Ya lo he dicho y quiero reiterarlo: si alguien consigue el monopolio en el ámbito de la inteligencia artificial, es evidente que será dueño del mundo”.

En este contexto, China se erige como el principal rival de los EE.UU. en el desarrollo de este tipo de tecnología. La estrategia china está diseñada para que la tierra de Mao lidere la inteligencia artificial para el año 2030. Solo en el 2018, los gigantes tecnológicos en IA en asociación estratégica con el gobierno chino, Alibaba, Baidu y Tecent invirtieron 9.100 millones de dólares en I+D. En contraste con este número, el último año de la administración de Trump el gasto de defesa no clasificado en I+D de IA alcanzaba los 4 mil millones de dólares. Aquí debemos hacer un paréntesis para incluir el desarrollo de la iniciativa privada en asociación estratégica con el Pentágono que solo en 2018 alcanzó los 80.500 millones entre las empresas estadounidenses Alphabet, IBM, Facebook, Microsoft y Amazon.

Robert Work, sub secretario de defensa e integrante del grupo de trabajo de Seguridad Global e Inteligencia Artificial del “Center for a New American Security” (CNAS), sobre las inversiones en los Estados Unidos en el sector privado señala: “En 2019, la inversión global en IA privada fue de más de $ 70 mil millones con inversiones iniciales relacionadas con la IA de $ 37 mil millones. La fusión y adquisición fue de $ 34 mil millones, las OPI de $ 5 mil millones y los valores de participación minoritaria alrededor de $ 2 mil millones. Las empresas emergentes de IA continúan su ascenso constante desde un total de aproximadamente $ 1.3 mil millones recaudados en 2010 a más de $ 40 mil millones en 2018, y la financiación ha aumentado en una tasa de crecimiento anual promedio del 48%. Los vehículos autónomos son lo que está impulsando la mayoría de estos casos de uso ahora, con medicamentos, cáncer y terapia detrás de ellos, contenido de video de reconocimiento facial y detección de fraude y finanzas”.

Sobre el caso estadounidense y su política en el desarrollo de IA y nuevos algoritmos, el propio CNAS, que se define como un centro de “formuladores de políticas” y con una lista de “académicos y pasantes han ocupado o ocupado cargos destacados en el gobierno de los EE. UU., En los departamentos de Defensa y Estado, la Casa Blanca y la Agencia Central de Inteligencia, así como en el Congreso y el sector privado”, permite perfilar cinco líneas principales de trabajo que desarrollará con seguridad la nueva administración de Joe Biden a partir de un evento organizado el año pasado denominado, “El siglo de la inteligencia artificial estadounidense: un plan para la acción”: “invertir en investigación y desarrollo de inteligencia artificial, aplicar la inteligencia artificial para la seguridad nacional, capacitar y reclutar a la próxima generación de talentos de inteligencia artificial, proteger las ventajas tecnológicas de EE. UU. Y coordinar la cooperación internacional. Estas cinco líneas de esfuerzo forman las áreas centrales que vemos que necesitan inversión y atención en el futuro a fin de preparar a Estados Unidos para mantener su ventaja competitiva en IA en el futuro previsible”.

En el caso de Venezuela, aunque tímidamente y en medio de un feroz bloqueo, el recién creado Consejo Militar Científico y Tecnológico de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, en el marco del centenario de la Aviación Militar Bolivariana, tiene el desafío de crear “un espacio que haga de la innovación un ejercicio de resistencia y de producción” y tendrá en el desarrollo de estas nuevas tecnologías uno de sus grandes líneas de investigación y desarrollo.

ALGORITMOS    

¿Pero qué es un algoritmo? La Real Academia de la Lengua, recoge dos acepciones del algoritmo. Por un lado, lo define como un Conjunto ordenado y finito de operaciones que permite hallar la solución de un problema. Y el otro concepto establece que es un Método y notación en las distintas formas del cálculo. Sobre esta categoría, escribe un articulista del New York Time, Popular Science y de otras publicaciones, el irlandés Harry Guinness, quien define al algoritmo como “un conjunto prescrito de instrucciones o reglas bien definidas, ordenadas y finitas que permite realizar una actividad mediante pasos sucesivos que no generen dudas a quien deba realizar dicha actividad.” Otra concepción emparentado con el algoritmo y que nos acerca a su uso militar, lo encontramos en el trabajo del oficial argentino Marcelo Fabián Serrano que lleva como título, “El liderazgo militar en los tiempos de la inteligencia artificial”, divulgado en “Visión Conjunta”, una publicación de la Escuela Superior de Guerra Conjunta de las Fuerzas Armadas de la República Argentina: “La digitalización del campo de combate con herramientas de decisión “inteligente”, por ahora solo disponible para el campo de combate, se logran gracias a la asistencia de la IA, a través de lo que se ha llamado en EE.UU., el algoritmo de guerra, que se compone de un código de programación y de una plataforma computacional potente, mediante la que se combinan la información y la decisión, sin intervención humana, para poder operar en un contexto bélico tanto para asesorar a los líderes tácticos como para guiar armas autónomas inteligentes.” . Puntualiza sobre la IA el oficial argentino:          “… podemos definir la IA como la inteligencia exhibida por máquinas, que imitan sintéticamente las funciones cognitivas humanas de aprender, resolver problemas o realizar acciones que maximizan las posibilidades de éxito, es decir, percibir, razonar y actuar como un agente racional flexible”.

Un algoritmo de guerra está compuesto por un código de computación y requiere de una plataforma que combina información y decisión sin intervención humana para operar en un contexto de guerra. Un algoritmo como este permite “identificar, discriminar, localizar y atacar un blanco”, que en manos de potencias militares como los Estados Unidos han sido utilizados últimamente con regularidad contra los pueblos que combaten por su independencia. Disminuir la presencia de soldados en el campo de batalla, reducir las bajas y superar el síndrome de Vietnam es el objetivo en el empleo de sistemas cada día más autónomos y con participación humana cada vez más distante del área de operaciones.

 

Desde el año 2017 a partir de la creación de Equipo multifuncional de guerra algorítmica, su nombre en ingles Algorithmic Warfare Cross-Functional Team o mejor conocido como Proyecto Maven (con Robert Work a la cabeza), el cual, “es el primero que pretende incorporar sistemas de autoprendizaje y redes neuronales en sus últimas versiones comerciales a la inteligencia militar. Es un proyecto estrella del Pentágono que financia tecnologías de inteligencia artificial, especialmente las que sean de autoaprendizaje (machine learning), y que puedan desplegarse en un teatro de operaciones seis meses después de recibir la financiación.” Vale puntualizar que este proyecto ha sido trabajado con la empresa Google, lo que llevo a un directivo de la compañía a cargo de Sundar Pichai  a aclarar la participación de este gigante tecnológico en dicho proyecto: «Maven es un proyecto bien conocido del Departamento de Defensa y Google trabaja en una parte del mismo, que específicamente tiene fines no ofensivos y que utiliza un software de reconocimiento de código abierto disponible para cualquier cliente de Google Cloud».  La propia Google ha desarrollado tecnologías de reconocimiento facial involucrándose más en temas de seguridad y defensa nacional. En el asalto al Capitolio estadounidense el uso de esta tecnología fue vital para capturar a quienes irrumpieron sobre este icono del establishment de la política estadounidense.     

Un reciente reportaje publicado a fines del pasado mes de enero en el portal de noticias Sputnik Mundo, señala como en diciembre del 2020, los Estados Unidos utilizó un copiloto computarizado para volar un avión espía U-2, lo que permitió a la IA controlar el sistema militar. El portal cita al ex subsecretario de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, Will Roper, quien precisa que el “el algoritmo µZero fue originalmente diseñado para dominar juegos como el ajedrez y el go”, ambos juegos de estrategia. “Ha comenzado una era de guerra algorítmica. Y por muy aterrador que parezca, está teniendo lugar en un campo de batalla mucho más grande, cuyo “armamento”, entre todas las cosas, es la tecnología comercial y las empresas emergentes», señala el propio Roper. Otro comentario de un funcionario estadounidense pero esta vez publicado por el portal “La Vanguardia” es esclarecedor para puntualizar el desarrollo de nuevas tecnologías en las guerras del futuro, se trata de una entrevista hecha al diplomático de carrera Christopher Robert Hill, quien fue cuatro veces embajador, designado por tres presidentes, cuyo último cargo fue el de embajador en Irak, de abril de 2009 a agosto de 2010: “El algoritmo es el arma de las ideologías para la guerra total”.

“Si vis pacem, para bellum”, parafraseando pudiese ser algo como en el marco de la lucha contra el imperialismo: si quieres la paz, prepara tu algoritmo para la resistencia. 

Referencias:

Robert O. Work , Paul Scharre , Martijn Rasser , Megan Lamberth , Ainikki Riikonen , Dr. Lynne Parker y Olivia Zetter. (17 DE ENERO,2020). Transcripción del evento de estrategia de inteligencia artificial de EE. UU.: «El siglo de la inteligencia artificial estadounidense: un plan para la acción». Recuperado de https://www.cnas.org/publications/transcript/american-ai-century.

Aznar Lahoz, José Luis. (27 DE ENERO,2020). «La robótica en la guerra del futuro». Recuperado de http://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_marco/2020/DIEEEM02_2020JOSAZN_robots.pdf.

Serrano, Marcelo Fabián. (Julio, 2019). “El liderazgo militar en los tiempos de la inteligencia artificial”. Recuperado de http://www.cefadigital.edu.ar/bitstream/1847939/1257/1/VC%2020-2019%20SERRANO.pdf.

 

 

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