Santa Inés: la plebe armada

Por Néstor Rivero

Tras haber iniciado en febrero de 1859 su campaña al frente del Ejército Federal de Occidente, el General Ezequiel Zamora dio muestras de su habilidad al frente de las tropas y del esmero por evitar pérdidas inútiles.

TIERRA Y HOMBRES LIBRES”

Conviene recordar algunos aspectos relativos al marco social en que se inscribe la Guerra Federal y el fulgurante año de 1859 que, en diciembre de ese mismo año consagrará las armas del pueblo en Santa Inés. Así, recuérdese el lema “Tierra y Hombres Libres”, que se hizo himno de la movilización armada del campesinado del Centro del país entre 1846-1847, bajo la conducción de Ezequiel Zamora en contra del latifundio. Y se le debe apreciar en un marco que supera a la circunstancia de quienes fueron al combate por arrancarle a los grandes propietarios un pedazo de tierra para labrar y sostener a sus familias. Son dos sus componentes, de una parte “Tierra”, que compendia el reclamo por un reordenamiento de la propiedad del suelo productivo de la nación, la cual apenas comienza a sentir cambios con la vigente Ley de Tierras, que limita en 5 mil hs la máxima propiedad de una sola persona. En segundo lugar se encuentra el apotegma “Hombres Libres”, que no se agota con la abolición de la esclavitud, puesto que la libertad del hombre va más allá, en los términos en de modernidad y justicia en que creyó Zamora, de la abolición formal de la esclavitud y el eliminación de la servidumbre feudal. Al exhortar a la masa campesina a la lucha por vivir como “Hombres Libres”, el futuro héroe de Santa Inés estaba convocando a una revolución profunda de las estructuras económicas en la Venezuela de su tiempo, y a una permanente búsqueda y construcción política, doctrinaria y social de la vida del hombre en libertad respecto al reino de las necesidades, emparentándose sin saberlo directamente, con las ideas que por aquellos años concitaban la reflexión de Carlos Marx en la Europa que daba su cara a la Revolución Industrial, y que con el surgimiento del proletariado moderno, permitió a este pensador configurar los enunciados del socialismo científico.

¿FEDERACIÓN O “FEBERACIÓN?

Conviene igualmente tener en cuenta que el liderazgo de la Federación, en términos programáticos, se encontraba escindido en dos alas: mientras Falcón y Guzmán Blanco iban a la guerra para derrocar al Partido Conservador y poner fin a las proscripciones y el cadalso e instalar un régimen federal concebido como la cesión de cuotas del poder político del país a las élites regionales, el Valiente Ciudadano Ezequiel Zamora encarnaba una visión, a la que amplias masas de manumisos, jornaleros y agricultores endeudados, denominaban “Federación”, con apoyo de capas de artesanos, pequeños comerciantes y letrados urbanos, y cuyo programa preveía medidas como aquellas que tras la muerte del héroe de Santa Inés tomaron oficiales suyos en Barinas al decretar la confiscación de “propiedades de quienes habían llevado las armas contra la Federación” (Crítica a la Federación, Cs, 1959, pág 186).

HABILIDAD E IMAGINACIÓN

En momentos en que en torno a su figura se formaba un poderoso ejército del pueblo en armas, era necesario reducir al máximo el riesgo de la derrota. Y así lo hace ver cuando, luego de su triunfo de El Palito en marzo de 1859 se encaminó a Barquisimeto, con ánimo de tomarla. En sus adyacencias se encuentra Zamora el 3 de abril con 2800 hombres, cuando se entera que desde San Carlos vienes 3 mil 500 enemigos para unirse a los 3 mil que defienden a Barquisimeto. El caudillo federal levantó el sitio a la capital centro-occidental y enfila hacia Guanare. Allí, distintas partidas ofrecen unírsele. De acuerdo al general Jacinto Pérez Arcay, Ezequiel Zamora era un comandante práctico con “excepcionales dotes de mando y singular imaginación creadora para…operaciones tácticas” (La Guerra Federal, 2012, pág 173).

LEÓN EN LA PAZ.

Para enfrentar a Ezequiel Zamora el gobierno centralista de Caracas presidido por Manuel Felipe de Tovar, designó como jefe militar del país al prócer de la Independencia León de Febres Cordero, cuya ineptitud como estratega y su dureza en lides palaciegas hizo decir a Zamora que “es un león en paz y un cordero en la guerra”. Febres, al lado de Escolástico Andrade mantuvo suprema jefatura militar en el año 1859, destinando a Manuel María de las Casas, Olegario Meneses, José María Rubín y Pedro Estanislao Ramos, a la persecución antifederal en Occidente, la que habría de culminar en el campo de Santa Inés. Precisamente en Santa Inés, según L Level de Goda, le faltaría al ejército centralista “general, jefes principales y por consiguiente habilidad y previsión” (Historia Contemporánea de Venezuela, Política y Militar).

PISARON EL PEINE”.-

Y la escasa perspectiva de la oficialidad goda les llevó en Santa Inés, a entender el abandono táctico de terreno por las tropas federales, como un desplazamiento forzado que ejecuta un ejército en derrota, o, a suponer que, en tanto ejército regular, enfrentaban una fuerza que actuaba como guerrilla, que ataca y huye para atacar más allá. Se trataba de un conjunto de acciones parciales que respondían a un esquema preestablecido por la mente del General del Pueblo Soberano, esquema que buscaba atraer al enemigo, ofreciendo como señuelo el espacio que los federales desocupaban, y la imagen de una retirada que incitaba a la persecución, para terminar en un nuevo escalón de la batalla.

ACCIÓN RETARDATRIZ.- El vocable deriva del latin `retardatio’, y en la moderna teoría militar integra, junto al repliegue y la retirada planificadas, operaciones que persiguen resguardar “la integridad de la fuerza” para asegurar a posteriori, una eficaz reasunción de la ofensiva De acuerdo al estudioso A Cifuentes, por operación retrógrada se entiende el movimiento “...ejecutado…en dirección hacia la retaguardia, o para alejarse del enemigo. En las operaciones retrogradas se abandona el control del terreno, cediéndolo al enemigo (…) A diferencia de la defensa, la intención en las operaciones retrogradas es evitar el combate decisivo” (http://d3ds4oy7g1wrqq.cloudfront.net).

BORDES DE FUEGO.-

El diseño de Zamora para la jornada de Santa Inés, requería que el ejército centralista se adentrase en dicha sabana en persecución de las huestes federales. Y para atraerlos al escenario distribuyó sus fuerzas en agrupamientos: una línea de seguridad y cuatro líneas retardatrices que debían recibir al enemigo, combatir y replegarse hasta llegar a la última línea. La línea de seguridad, a cargo de dos unidades jefaturadas por los coroneles León Colina y Jesús María Hernández, estableció trincheras en el sitio de La Palma. Luego la primera posición retardatriz, también con trincheras, que se ubicaba en el sitio del Trapiche, con una unidad al mando del General Ortiz. La segunda línea retardatriz ca su vez con trincheras cavadas en adyacencias del caño El Palito, estaba comandada por el coronel Armas y el ingeniero José Ignacio Chaquert. La tercera posición retardatriz de los federales, se situaba, también con atrincheramientos, en el punto de La Encrucijada. Y la cuarta, bajo comando directo de Ezequiel Zamora con 300 jinetes, al sureste del caserío de Santa Inés. A este último punto no penetraron los contingentes centralistas, puesto que tras el elevado número de bajas que sufrieron en la segunda y tercera posición retardatriz, y ante la escasez de parque, decidieron abandonar la acción y marchar con los restos de su ejército a Barinas en procura de sobrevivencia. Zamora con su caballería persiguió y dio alcance a la disminuida fuerza goda, dejando instrucciones a Juan Crisóstomo Falcón para que, con la infantería diese alcance a la retaguardia centralista, lo cual cumplió, debilitando ambos aún más, los restos del ejército centralista.

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