Por Alí Gómez García (Comandante Alicate)
En esta oportunidad ofrecemos esta versión PDF de la obra de Alí Goméz García, internacionalista revolucionario venezolano que se inmortalizo con su ejemplo y lucha. Esta versión de «Miranda, Peregrino de la Libertad», es una edición editada por la Fundación Editorial «el perro y la rana», publicada en 2016.
A continuación dejamos la nota editorial de Lenin Brea.
Nota Editorial
Para Alí Gómez el dato histórico no es mero registro del pasado sino signo de actualidad. Su quehacer como historiador no se basa en un despliegue ocioso y pedante de erudición, ni en el anhelo de exponer en detalle y exhaustivamente nombres y fechas buscando la mayor exactitud posible, ni en la voluntad, que anima al historicismo, de conocer el pasado “tal como realmente ha sido”. Puede decirse más bien que le “concierne aferrar una imagen del pasado tal como inesperadamente se le presenta al sujeto histórico en un instante de peligro”.
Así este libro es un esfuerzo por recuperar para la tradición revolucionaria venezolana no tanto la figura de Francisco de Miranda como su significación y legado. Tal como se verá en la breve introducción que Alí hace a su texto, lo que nuestros libertadores representan es el anhelo de libertad, justicia e independencia que motorizó la lucha por la emancipación, y su legado se define por lo irrealizado de dicho deseo. Puesto de otra manera, lo que nuestros libertadores nos dejaron es un proyecto inacabado de cuya realización pende nuestro destino, y, si se quiere, nuestra existencia como venezolanos y latinoamericanos.
Este hermoso, puntiagudo y afilado libro fue escrito en el con- texto de la derrota de la lucha armada venezolana, esto es, en un momento en que el movimiento revolucionario se hallaba en medio de un terrible trance en el que se jugaba su existencia. Por otra parte eran los tiempos del puntofijismo, esto es, de la ignominiosa repartición de lo público entre las élites políticas y económicas, del saqueo foráneo de nuestros recursos y riquezas, y de la rendición de nuestra soberanía a intereses extranjeros, mientras que al pueblo se lo contentaba con algunas migajas y mucho espectáculo, y al movimiento revolucionario-popular, y en general a todo el que se rebelaba, se le prescribía una estricta dieta basada en cabilla y plomo.
Pero el peligro al que se enfrentaba este escrito no está definido por la derrota de la lucha guerrillera como tal, ni tampoco por la fuerza del enemigo, sino por el derrotismo conformista que postulaba no solo dejar de lado las armas como medio de lucha, sino el abandono del proyecto de emancipación siempre inacabado que define, aún hoy, nuestra tradición revolucionaria. Que aquel era el mejor de los mundos posibles, que la situación era lo más próxima que podría ser al sueño de nuestros libertadores y que lo mejor era doblegarse a la realidad –definida por la victoria momentánea del contrincante y la propia confusión y desencanto– es algo que postulaba no solo el puntofijismo, su intelectualidad y voceros políticos, sino incluso parte de la izquierda revolucionaria.
Este libro es hoy, cuando el movimiento revolucionario venezolano atraviesa un momento de crisis y de necesarias definiciones y cuando el conformismo se presenta como una alternativa mórbida, una convocatoria franca y abierta a aferrar como causa de deseo el legado emancipador de nuestros padres de la patria.
En la presente edición de Francisco de Miranda. Peregrino de la libertad, se han corregido erratas que pasaron desapercibidas en ediciones previas, las fechas referidas han sido verificadas y se han unificado al español los nombres propios escritos en otras lenguas. Nos hemos abocado a estas correcciones a pesar de que no alteran en nada decisivo la potencia subversiva de este libro para evitar que se sigan usando las erratas e imprecisiones como excusa para descalificar el trabajo de Alí Gómez García y la tradición revolucionaria a la que pertenece. Si, para traer a colación el dato actual, lo decisivo no es cuál retrato del Libertador se asemeja más a la figura de Bolívar “tal como realmente era”, sino qué representa cada uno de sus retratos y cuál (o cuáles) representa(n) aquello por lo que luchó y por lo que nosotros debemos seguir luchando (cosa que evidentemente no tiene nada que ver con la imagen en sí, sino con el significado que histórica y políticamente se le atribuye), entonces este libro contribuye al reconocimiento de la utopía verdadera a la vez que invita a trabajar por su realización, y esta es la razón por la cual esta casa editorial ha decidido reeditarlo.
Para finalizar queremos agradecer a la familia del comandante Nicanor por compartir con todas y todos su trabajo.
Saben que hay un cachorrito de Bolívar dormidito en el corazón de cada venezolano decente y trabajador. Saben que la juambimbada hambrienta solo está a la espera de las consignas correctas.
«Nuestro trabajo tiene la muy humilde pero subversiva intención de apertrechar a los nuevos militantes revolucionarios de conocimientos elementales acerca de Francisco de Miranda, que en su condición de precursor y venezolano universal luchó toda su vida para darnos, junto con Bolívar, país y democracia, esa que con el correr de los años y los dólares desvirtuaron los parásitos.
En ese orden de cosas, la revolución venezolana no es más que la continuación de la obra de Miranda y Bolívar por medios modernos».
Alí Gómez García.